¿Por qué no pagamos todavía con nuestro móvil?

“¿En efectivo o con tarjeta?” Esta sigue siendo la pregunta más común a la hora de realizar un pago en nuestro país. Pero, ¿qué pasa con el móvil? ¿No iban a significar los pagos a través de nuestros smartphones el final del dinero en metálico y de las tarjetas? ¿Por qué no acaban de triunfar realmente en España los pagos móviles?

Cuando muchos ya pensábamos que todos usaríamos mayoritariamente el móvil para realizar nuestros pagos diarios en medios de transporte, gasolineras, restaurantes y comercios, las cifras constatan que este sistema todavía no se ha extendido. Según el estudio Total Retail 2016 de PwC, el efectivo sigue siendo el método más usado para realizarlos en España (77%), seguido de las tarjetas de débito (56%) y de crédito (51). Por detrás todavía se sitúan métodos de pago electrónicos (43%) y, en último lugar, los pagos móviles (8%), es decir, aquellos que sólo requieren acercar nuestro teléfono a un terminal TPV para autorizar la operación.

Y estas cifras se dan en un contexto muy propicio para este tipo de pago móvil. Hay que recordar que España es uno de los países con mayor penetración de smartphones (80%). Mientras que en otros países, como Alemania, todavía se está trabajando para la implantación de terminales en puntos de venta compatibles con los pagos contactless, en España estos sistemas ya se han implantado en más de 600.000 comercios, lo que representa un 70% del sector, según el informe de GFT, ‘Mobile Payments 2016: Current market analysis, impacts and recommendations for the banking sector’ (Pagos Móviles 2016: Análisis del mercado actual, impacto y recomendaciones para el sector bancario).

Por lo tanto, si eres de los que ya usas internet y el móvil para acceder a tus cuentas pero sigues sin atreverte a acercar tu smartphone a una terminal para autorizar un pago, e incluso prefieres usar la tarjeta, para algunos contactless, estás entre la gran mayoría de la población española que aún no acaba de decantarse por los pagos móviles. ¿Por qué no dar el siguiente paso y pagar con el móvil?

No será por opciones reales de hacerlo. Para empezar, hay que tener presente que la proliferación de la tecnología NFC (Near Field Communication) ha servido de base para el desarrollo de una gran variedad de sistemas de pagos móviles. Desde la llegada de Samsung Pay el pasado verano al desembarco de Apple Pay este mes de diciembre en España, pasando por las múltiples aplicaciones de las propias entidades bancarias y, por supuesto, el estreno de Bizum, aplicación para móvil que permite hacer pagos  y cobros entre particulares sin necesidad de conocer el número de cuenta del receptor y que, desde septiembre, ya pueden usar los titulares de más de 30 bancos españoles (el 95% del mercado financiero en España). Las posibilidades son muchísimas y variadas pero la realidad es que las cifras de uso se están quedando por debajo de lo que se preveía a estas alturas y, como acabamos de comentar, sólo 1 de cada 10 españoles usa su teléfono para realizar pagos.

Fortalezas y debilidades

Para empezar, hay que tener muy presente que estos sistemas proporcionan ventajas reales y tangibles respecto a los otros. Llevar cartera resulta incómodo y a veces también poco seguro. Según las conclusiones de un estudio elaborado por Pay Pal, preferimos prescindir de llevar nuestro monedero o cartera encima antes de tener que dejar el teléfono móvil en casa. Este caso es todavía más claro para acudir a sitios tan comunes como los gimnasios, supermercados o restaurantes. En este mismo sentido, también se podría convertir en una fórmula de pago preferente para gasolineras, parkings o transporte público. Además, a lo largo de los últimos meses cada vez más establecimientos en nuestro país ofrecen este tipo de pagos por lo que la accesibilidad se está incrementando exponencialmente.

Más allá de la comodidad de usar tu teléfono para pagar y no tener que llevar contigo ni cartera ni documentación, también está la rapidez en sí de la operación. Puede que este tema no sea tan crucial en el caso de los pagos con tarjetas contactless pero sí agiliza mucho más las cosas respecto al pago en metálico.

A pesar de todo ello, los españoles siguen reticentes. Algunos expertos apuntan a que la barrera sería por un tema de seguridad o protección de datos. En mi opinión, la verdadera razón es que los bancos no han conseguido todavía darle un valor añadido para que el cliente se decante por los pagos móviles. Es aquí donde las entidades financieras tienen todavía un largo camino que recorrer para incentivar realmente a su uso. Las posibilidades son muchísimas, por ejemplo, guardar en tiempo real el justificante de pago digitalizado, hacer pagos fraccionados entre varias tarjetas en el mismo instante de la operación, cargar un movimiento directamente en la aplicación de gestión de finanzas específica del cliente u ofrecer descuentos específicos y en tiempo real. Desde GFT, ya estamos trabajando en estos servicios de valor añadido. Por ejemplo, gracias a nuestra colaboración con SIA, el principal proveedor de servicios de pago en Italia, hemos desarrollado el servicio “Jiffy” que actualmente ya usan más de 50 bancos en ese país. Se trata de un verdadero ecosistema de pago móvil donde se pueden realizar operaciones P2P (pagos móviles entre particulares) y donde pronto también se podrán realizar P2G (pagos móviles a la Administración) y P2B (pagos móviles en tiendas y otros negocios).

En definitiva, como en todo momento de cambio, la clave para atraer a los “incrédulos” o a los “contrarios” puede ser el archiconocido “premio” pero lo realmente importante es que el banco vaya más allá, ofreciendo a su sistema de pagos móviles un valor añadido real, lo que, sin duda, incrementará el número de usuarios de forma mucho más significativa que la simple ventaja de no llevar cartera.

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