Sobre la ley contra desperdicio alimentario: Dura lex, sed lex. Y con IA entra mejor.

Durante el año 2020, los hogares españoles tiraron a la basura 1.364 millones de kilos/litros de alimentos, una media de 31 kilos/litros por persona. Y a mayor escala,  la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que se desperdicia aproximadamente el 30 % de los alimentos que se producen en el mundo, lo que equivale a unos 1.300 millones de toneladas anuales, y que casi la mitad de este despilfarro se produce en la fase de postcosecha y venta minorista.

Para remediar esto, el Gobierno ha aprobado un proyecto de ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario. La ley, obligará a todas las empresas de la cadena alimentaria a que adopten medidas para minimizar la perdidas de alimentos. El objetivo está claro: reducir el desecho a la basura de alimentos sin consumir, y favorecer el mejor aprovechamiento de éstos.

Es una medida más para poder alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluidos en la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).Y esto va en serio. Tiene un régimen sancionados con multas que pueden alcanzar los 500.000 euros, y con capacidad de ser incrementadas por las comunidades autónomas.

En el sector de la alimentación, los productos refrigerados son especialmente sensibles, pues están sujetos a una fecha de caducidad más corta.  Tomar medidas que agilizaran la identificación de que un producto va a caducar con el objetivo de evitar su desperdicio tendría mucho sentido.

El mundo digital permite cumplir estos  requerimientos con un proceso automático y constante, pues la tecnología no descansa. Tomemos como ejemplo una ensalada empaquetada. Tiene un ciclo de rotación alto, caducan en poco tiempo, y su coste unitario es bajo. En el supermercado, están expuestas en muebles refrigerados, y cuando se acerca su fecha de caducidad se realiza, a veces,  acciones manuales  para evitar su desperdicio, como ponerle una pegatina que indique que está de oferta y así acelerar su venta. Poder digitalizar esto proceso, le aportaría la fortaleza del mundo digital con acciones automáticas, que nunca descansa y que permiten la toma de decisiones con el conjunto de información.

En GFT hemos hecho esto, desarrollando junto con Exkal, un frigorífico de alta tecnología que permite la identificación de los productos expuestos, identificando  el producto (como por ejemplo la ensalada), la cantidad en estante y su fecha de caducidad.  En esta solución, la captura de esta información se realiza de dos forma diferentes:

    • Mediante el uso de cámaras e inspección visual, donde se aplica IA para la identificación del producto y su cantidad.
    • Y para los casos donde la visión no lo permite, se dispone también de tecnología para leer etiquetas RFID, que también permite la captura de la misma información en lugares donde la visión directa no es posible.
Hi-Tech Refrigerator for the future supermarkets
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Para este segundo caso, cabe  destacar  que la existencia de etiquetas RFID reciclables y biodegradables a bajo coste, permite su incorporación al empaqueto de producto de coste unitario reducido, sin necesidad de acciones posteriores de retirada por motivos de reciclaje.

Con esta información un algoritmo ajusta el precio de forma dinámica en pantallitas/etiquetas de tinta electrónica.  Este es un ejemplo de aplicación de tecnología IoT e IA, aplicada a un caso de uso real y con impacto económico, pues directamente ayuda evitar que los productos caduquen y deban tirarse.

Esta solución la presentamos en el IOT Solutions World Congress de 2022. Pero las oportunidades que ofrece la tecnología van mucho mas allá.

Con el uso de  Inteligencia Artificial se puede conseguir una mejor previsión de los stocks y optimizar la cantidad disponible de producto al consumo real, evitando o reduciendo la necesidad de acciones para evitar el desperdicio.

Pero también se pueden generar nuevas acciones comerciales que incentiven el comportamiento del consumidor para la unión perfecta entre oferta y demanda, y profundizar en una comunicación más omnicanal entre supermercado y consumidor. Ofertas hiperpersonalizadas en tu móvil, que se unen a notificaciones de proximidad cuando estas en el supermercado y/o te acercas al producto, ofertas al momento según comportamiento y hábitos de consumo, e incluso crear nuevas líneas de negocio especializadas en productos cercanos a su fecha de caducidad, que permitan así monetizar el conjunto de información disponible.

Y no olvidemos la parte social. La tecnología también permitiría la integración de los supermercados con organizaciones como los bancos de alimentos, claves en acciones que eviten el desperdicio alimentario y en la consecución de objetivos de sostenibilidad en el apartado social.

Próximamente, profundizaremos en estas acciones en un nuevo artículo. No te lo pierdas..        .

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