Cómo crear productos que la gente ame

Hace un par de días, me encontraba navegando por mis redes sociales. Estaba perdiendo el tiempo, cuando ví un anuncio que había visto varios años atrás y en repetidas ocasiones, pero esta vez llamó mi atención. Era un anuncio acerca de bajar de peso y por qué, la gente que está en dieta o tiene el propósito de bajar de peso, rara vez lo logra y recuerdo que el anuncio decía textual: “Deja de hacer dieta y logra resultados a largo plazo”. Di clic en aquella publicidad y encontré NOOM.

Descubrí lo siguiente: Un plan totalmente adaptado a tí y a tu forma de vida, monitoreado por un coach (Que si es una persona) a través de su aplicación, un montón de mini retos diarios: registro de tus alimentos, ejercicio diario y retos de pasos diarios. Obviamente, al igual que tú, me puse a pensar: “Esto es un chiste, ¿verdad? No es real que una app o un tratamiento on-line, me ayude a llegar a mi peso ideal en 3 meses, por encima del diagnóstico que tienen nutriólogos y sin la ayuda de medicamentos”.

Entonces, como buena millenial queriendo bajar de peso, me puse a investigar como funcionaba y me encontré con esto: Está científicamente probado y su éxito radica en que todo su proceso está 100% personalizado al usuario, acompañado de mini metas.

Te explico, el éxito de este servicio radica en la comprensión de su usuario: hábitos, medidas, tipo de metabolismo, los productos que consume y sobre todo, se enfoca en estar premiando constantemente a este usuario, (al menos unas 6 veces al día) cada que cumple estas mini metas, provocando en el usuario empoderamiento, felicidad, y orgullo, ya qué su motivación siempre está vigente. 

¡Sí! Es el viejo y confiable: entrenamiento por condicionamiento.

Esto me hizo pensar:

  • ¿Cuántas veces hemos visto un producto que nos ha dejado enamorado solo con su empaque ? ¡Apple, te hablamos a ti!
  • ¿Cuántas veces hemos contratado un servicio, solo por qué la publicidad parece que nos habla directamente a nosotros?
  • ¿Con cuánto hemos sobregirado esa tarjeta de crédito, por comprarnos productos sumamente costosos, solo por sentirnos diferente, poderoso, atractivo, etc.?
  • ¿Cuál es ese producto que ya es una extensión de ti, tu rutina y tu vida?

Asumo que ya a todos nos dio pena contestar estas preguntas, ¿Cierto?.

La buena noticia, es qué no siempre es tu culpa. Las Marcas y nosotros, los diseñadores de productos sabemos cómo enamorarte.

Y la pregunta del millón es: ¿Cómo generamos estos productos / servicios / marcas, que se vuelven tan deseables para nosotros? La respuesta es muy sencilla, aunque compleja de aplicar: El enfoqué de estos productos, está más allá de la “experiencia” o la funcionalidad. Estos productos están 100% dirigidos a las emociones: ¡Emotional Design! / Diseño Emocional

La relación emoción – producto

A este punto, seguro te estás preguntando, ¿Cómo y qué es diseño emocional? y ¿Cómo tiene que ver esto con la creación o rediseño de productos? Y lo más importante, ¿Cómo me ayuda para que la gente prefiera mi producto y lo consuma de manera leal?

Antes de continuar, quiero aclararte que a partir de este momento, me referiré solamente a producto, para una redacción más simple, pero esto, es igualmente aplicable a un servicio o una marca.

Voy  a empezar a explicarte: Todos los seres humanos, a la edad que tengamos, generamos emociones ante cualquier estimulación externa: objetos, situaciones, seres vivos, etc. Esta emoción, determinará el comportamiento que nosotros tengamos ante dicha estimulación y dicha estimulación se comportará según nuestro comportamiento inicial, lo cuál generará nuevamente una emoción en nosotros… y el ciclo se repetirá hasta que ya no haya estímulo.

Ejemplo: Un bebé y la primera vez que tiene un perrito cerca.

Este bebé, al verlo, sentirá probablemente miedo y comenzará a llorar, en respuesta, el perro comenzará a ladrar, por qué estará asustado o tratará de protegerlo. Entonces, esto aumentará el miedo del bebé, y llorará con mucha más intensidad. Y seguirá, hasta que el perro se aleje o la mamá retire al bebé.

Estó, es igualito cuando interactuamos con un producto: Si diseñamos para está “primera” emoción, nos anticiparemos a este suceso y tenemos el poder de generar una “emoción positiva”, la cuál determinará el comportamiento que nuestro consumidor tenga con nuestro producto.

Vamos con otro ejemplo: LOS VIDEOJUEGOS, que son una industria que domina a la perfección este concepto.

Para generar esa “adicción” del consumidor, juegan con su emoción:

Frustración – Ayuda a que el usuario siga y siga intentando concluir un reto. ¿Recuerdas la primera vez que jugaste Killer Instict y no lograbas vencer a Eyedol?

Felicidad / Empoderamiento – Cada que el usuario concluye exitosamente un reto, se le premia para insitarlo a continuar al siguiente reto. ¿Cuántas monedas/estrellas recolectabas en los niveles de Super Mario? ¿Te acuerdas como ibas desbloqueando mundos en este mismo videojuego?

Mejor aún… te suena el termino ¿Gamification? – Simplemente se trata de utilizar está técnica de reto-premio para que los usuarios cumplan tareas complejas o tediosas… o sólo para darle una mejor experiencia y se vuelva adictivo gracias a la serotonina que liberamos al sentirnos felices, enérgicos y empoderados.

Enojo / Tristeza – Cuando ves el temible: Game Over.

Y si no ha quedado claro:  Seguro has visto o has sido tú quien grita totalmente feliz o quién avienta el control del videojuego. Pero aún así te pasas horas, te desvelas, dejas de prestar atención al exterior por qué el juego te mantiene totalmente atrapado. ¿Lo captas?

Y entonces, ¿Qué es diseño emocional?

Tenemos una tendencia natural a preferir las cosas lindas y funcionales, a solo las funcionales. Y esto no es un capricho, es solo que las cosas lindas, nos hacen sentir bien a primera impresión y sí, cumplen con nuestras necesidades principales como ser humano. Ahora, si encima de esto el rendimiento y funcionalidad es efectiva, pues ¡Qué mejor! La emoción se mantendrá a lo largo de la vida de nuetsro producto y hasta más! Por ejemplo: El iPod

Ya no basta que “algo funcioné”.  Debe hacernos sentir bien y especiales.

Por ejemplo, nuestro Nokia con la viborita. Que es excelente, pero ya se quedo atrás, incluyendo a la marca.

Otro gran ejemplo son la mayoría de las televisoras, quienes llevan ya un par de años sin entender las necesidades de los usuarios actuales, las competencias, el estilo de vida y lo que realmente queremos de la industria del entretenimiento. Lo que provoca una emoción negativa en nosotros, ya no nos aporta nada y simplemente dejamos de consumir. Y del otro lado, ¿Cuántas horas y dinero le dedicas a Netflix?

Diseño emocional es crear un producto y su entorno, orientado a las necesidades y emociones más profundas de nuestros consumidores con la finalidad de generar un producto atractivo, que lo entienda, que conozca sus miedos y deseos, que le aporté un valor significativo, que se adapté y funcione en su estilo de vida. Y crear engagement.

Está, es la clave del éxito de los productos.

Esto es lo que diferencia a marcas como Starbucks, Apple, Coca-Cola, Samsung, Facebook, Instagram, Sephora, BBVA, Adidas, McDonalds, Youtube, Netflix, Disney +, Nike, Malboro, Nu Bank, Rappi,  Amazon, entre otras, que seguro consumes a diario y que seguro son parte de tu vida diaria.

Te invito a que tomes este nuevo reto y que empieces a crear productos enfocados a las emociones y las necesidades más profucndas de tus usuarios. ¿Por qué? Pues, esto ya es algo completamente necesario para cualquier producto y quien no lo apliqué se irá quedando atrás en la carrera.  

¿Eso quiéres?.

 

 

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