PSD2: Limitación vs. oportunidad

Próximamente entrará en vigor la directriz PSD2 para regular la interactividad entre compradores, comerciantes y proveedores de servicios de pagos en general. La nueva normativa supone una “re-armonización” de la vida financiera en lo referente a pagos y a su evolución ligada a los cambios generacionales, tecnológicos y económicos. La intención de este artículo no es tanto explorar los contenidos normativos de la directriz como echar un vistazo a lo que los “Proveedores de Servicios de Pago de la Cuenta de Servicio” (ASPSP, según la nomenclatura PSD2) pueden hacer para evitar ser los perjudicados por esos cambios.

Quienes hasta hace bien poco ostentaban de manera prácticamente exclusiva la gestión de las “cuentas de servicio” desde la que se producen los pagos eran las entidades bancarias, que únicamente respondían de tales cuentas ante los “reguladores” y los titulares de las mismas. Esto les mantenía en una envidiable posición sin más competencia que el resto de entidades del mismo tipo y, por tanto, con similares servidumbres. Pero la situación ha cambiado. La normativa XS2A fue el primer ataque a ese statu quo. Las entidades financieras, bajo determinadas circunstancias, quedaron obligadas a suministrar información de las cuentas de sus clientes a terceros. También, otras entidades ajenas al ámbito financiero quedaron autorizadas a disponer de depósitos de clientes que, a modo de cuentas, pueden usarse para pagos. Ahora, la normativa PSD2 viene a dar carta de naturaleza a esa nueva circunstancia regulando también la “iniciación de pagos” por parte de terceros contra cuentas de clientes en sus entidades financieras, siempre que el “tercero” haya sido autorizado por un titular de la cuenta.

El panorama es complicado. Las nuevas circunstancias han convertido el nicho de negocio financiero relacionado con los pagos en un territorio abierto sobre el que terceros, libres de muchas de las cargas estructurales y servidumbres regulatorias que arrastran las entidades financieras, pueden operar y disputar el negocio. Como dice el adagio, “en la guerra como en la guerra”. Si los elementos competitivos de los nuevos participantes consisten en nuevos modelos de negocio y estrategias, ligereza de cargas estructurales, nuevas herramientas, nuevas relaciones con las nuevas generaciones de clientes, ese es un camino que las entidades financieras también deberán recorrer para situarse en una posición competitiva y no resultar perjudicadas.

Man using credit card and smartphone for online shopping

¿Qué deben hacer los bancos?

Nuevos modelos de negocio y estrategias. No va a ser fácil competir con las Fintech que operan con estructuras de costes mucho más livianas que las empresas del establishment financiero. Tampoco será sencillo mantener márgenes sosteniendo las cuentas accesibles a “terceros”, a los que los clientes acceden para obtener información agregada o iniciar pagos. En definitiva, hay que reaccionar y eso significa incorporar al rol de ASPSP el de iniciador de pagos y el de agregador de información. De esta manera, la entidad financiera quedará posibilitada para ofrecer a sus clientes los mismos servicios que cualquier Fintech, además de los servicios de valor añadido que ya está habilitada a prestar.

Ligereza de cargas. Aligerar, abordar restructuraciones, atendiendo quizás a criterios de Banca Modular, concibiendo el modelo de negocio como BaaS (Bank as a Service) y, simultáneamente, como “BaaP” (el Banco como una plataforma de desarrollo y de distribución de productos bancarios propios o de terceros)… Todo ello ayudará a que el cliente cambie la visión de “hiper-estructura monolítica” que durante años se había forjado sobre su banco por la de un participante ágil, tecnológicamente suficiente y tan adaptado a los mercados modernos como para aportar la usabilidad que los clientes de la banca demandan hoy.

Nuevas herramientas. Los nuevos PSP’s homologados son, en especial, aquellos cuya función principal es la iniciación de pagos y/o los agregadores de información capaces de unificar, en base a acceder a las cuentas de los clientes en los ASPSP, los saldos y movimientos para luego mostrar toda esa información unificada, ofreciendo así al cliente una rápida y única visión de sus finanzas. Esa información puede ser luego mejorada, tamizándose a través de módulos categorizadores y herramientas STM (Smart Transaction Management) a efectos de ofrecer todavía un mayor enriquecimiento de la información.

También actuando como ASPSP, las entidades financieras han de dotarse de herramientas que faciliten el cumplimiento de la misión que les asigna PSD2 como la construcción de Dashboards capaces de albergar correctamente dispuesta las autorizaciones de acceso y los límites concedidos por los clientes a terceros para acceder sus cuentas, control de accesos, reporting periódico y warnings online de la accesibilidad soportada por las cuentas de los clientes. Además, deben dotarse de un SET de API’s diseñadas e implementadas para habilitar la accesibilidad bajo control de PSP’s, titulares y prospects a los sistemas de la entidad tal y como PSD2 y XS2A prescriben.

Nuevas relaciones con las nuevas generaciones de clientes. En su momento, los “Baby Boomers” cedieron plaza a los representantes de la “Generación X”; ahora éstos están empezando a traspasar el testigo a los “Milenials”. Ante la obviedad del cambio radical en la percepción de la vida económica y de las relaciones, no hay más remedio que plantear a las entidades financieras que deben evolucionar de manera paralela si quieren mantener cubierto el espectro relacional específico de las tres generaciones coexistentes, reposicionando el centro de gravedad del esfuerzo allí donde el “momentum económico” de las generaciones y la propia estrategia de clientes de la entidad se sitúen. Si bien un “Baby Boomer” no tiene problemas en pasar por las oficinas bancarias, no ocurre lo mismo con los representantes de la “Generación X” y menos aún con los “Milenials”. Por tanto, las entidades deben desarrollar el “paquete” de canales de comunicación adecuado para establecer contacto con clientes de las tres generaciones hoy económicamente activas. Por eso, los canales disponibles deben de estar presentes allí donde la vida personal de los clientes, su “journey”, y su pertenencia generacional los ubique en cada momento.

En definitiva, en una situación desestabilizada por los cambios regulatorios que impone la PSD2, el momento tecnológico y el cambio generacional, parece que la reacción lógica del mundo bancario pasa por evolucionar sobre los 4 ejes que se proponen: adaptar el modelo de negocio, aligerar cargas, adoptar nuevas herramientas y mimetizarse con las generaciones económicamente operativas modulando los esfuerzos en función de su “momentum económico”. Todo ello, hasta donde sea necesario, en cada caso, para recomponer un nuevo equilibrio que posibilite la supervivencia de las entidades.

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